Pero él que glorie, deja que la gloria en el Señor. No en sí mismo, ni en sus circunstancias externas de la vida, o dotaciones internas de la mente; no en sus partes naturales o adquiridas; no en su sabiduría, conocimiento, aprendizaje y elocuencia; ni en su propia justicia, labores y servicios, mucho menos en las labores de otros hombres; Tampoco en su propio sentido de sí mismo; ni en la opinión y el aplauso popular de los demás; Pero en el Señor Jesucristo, como autor y donante de todos los dones, naturales y espirituales; en su sabiduría, justicia, santificación y redención; y en su juicio y aprobación de hombres y cosas, lo que detiene las siguientes palabras directamente a.

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