y la palabra del Señor vino a mí, diciendo. La destrucción de Jerusalén había sido representada en varios tipos y símiles antes, a partir de un asedio, y una afeitadora afilada; y aquí de una vid infructuosa e inútil, solo apta para el fuego; que fue entregado por un espíritu de profecía. El Targum lo llama la palabra de profecía, como de costumbre.

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