Y Acab llamó a Abdías, que era gobernador de su casa. (Ahora Abdías (b) temía mucho al SEÑOR:

(b) Dios había comenzado a obrar su temor en su corazón, pero aún no lo había llevado al conocimiento que también se requiere de los piadosos: es decir, profesar su Nombre abiertamente.

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