Y dijo David a todos sus siervos que estaban con él en Jerusalén: Levantaos y huyamos; porque no escaparemos de Absalón; apresúrate a partir, no sea que nos alcance de repente, y traiga el mal sobre nosotros, y hiera la ciudad a filo de espada.

(h) Cuyo corazón vio que Satanás había poseído de tal manera que no dejaría ningún daño sin intentar.

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