(20) Y la serpiente arrojó de su boca agua como un río tras la mujer, para hacerla arrastrar por el río.

(20) Es decir, enardeció a los romanos y a las naciones que persiguiendo al pueblo judío con armas crueles, podrían al mismo tiempo invadir la Iglesia de Cristo, ahora partida de Jerusalén y de Judea. Porque es algo normal en las Escrituras que los furiosos tumultos de las naciones se comparen con las aguas.

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