Entonces Daniel, cuyo nombre era Beltsasar, quedó atónito durante una hora, y sus pensamientos lo turbaban. El rey habló y dijo: Beltsasar, no te turbe el sueño ni su interpretación. Beltsasar respondió y dijo: Señor mío, el sueño sea para los que te aborrecen, y su interpretación para tus enemigos.

(k) Estaba turbado por el gran juicio de Dios, que vio ordenado contra el rey. Y así, los Profetas, por un lado, solían dar a conocer los juicios de Dios por el celo que tenían por su gloria, y por otro lado, tenían compasión del hombre. Y también consideraron que estarían sujetos a los juicios de Dios, si no los miraba con compasión.

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