No comerás dentro de tus puertas el diezmo de tu trigo, de tu vino, de tu aceite, ni de las primicias de tus vacas o de tus ovejas, ni de ninguno de tus votos que hayas hecho, ni de tus ofrendas voluntarias. o alza la ofrenda de tu mano.

(l) Es decir, todo lo que se ofreció al Señor, no se puede comer, excepto donde él haya designado.

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