Y sucedió que cuando oyó las palabras de esta maldición, se bendijo a sí mismo en su corazón, diciendo: Tendré paz, aunque ande en la imaginación de mi corazón, para añadir (k) la borrachera a la sed:

(k) Porque así como el que tiene sed desea beber mucho, el que sigue sus apetitos busca por todos los medios y, sin embargo, no puede saciarse.

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