No hables tú en tu corazón, después que Jehová tu Dios los haya echado de delante de ti, diciendo: Por mi justicia me ha traído Jehová para poseer esta tierra; mas por la maldad de estas naciones Jehová ha échalos de delante de ti.

(d) El hombre por sí solo no merece nada más que la ira de Dios, y si Dios perdona a alguien, proviene de su gran misericordia.

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