Por todo esto consideré en mi corazón hasta declarar todo esto, que el justo y el sabio, y sus obras, [están] en la mano de Dios: nadie conoce el amor ni (a) el odio [de] todos [ eso es] ante ellos.

(a) Es decir, qué cosas debe elegir o rechazar: o el hombre no sabe por estas cosas externas, es decir, por la prosperidad o la adversidad, a quien Dios favorece u odia, porque las envía tanto a los impíos como a los piadosos.

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