Así ha dicho el Señor DIOS; He aquí, estoy contra los pastores; y demandaré mi rebaño de sus manos, y haré que dejen de alimentar al rebaño; ni los pastores se apacentarán más; porque libraré mi rebaño de (e) su boca, para que no sean alimento para ellos.

(e) Destruyendo a los asalariados codiciosos y restaurando a los verdaderos pastores de los cuales tenemos una señal tan a menudo como Dios envía verdaderos predicadores, quienes tanto por la doctrina como por la vida trabajan para alimentar a sus ovejas en los placenteros pastos de su palabra.

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