Y dieron a Jacob todos los dioses extraños que [estaban] en su mano, y [todos sus] (c) zarcillos que [estaban] en sus oídos; y Jacob los escondió debajo de la encina que estaba junto a Siquem.

(e) Porque en esto había algún signo de superstición, como en tablas y Agnus deis (una torta de cera, estampada con un cordero que lleva una cruz o bandera, que ha sido bendecida por el Papa).

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