Tu corazón (y) meditará el terror. ¿Dónde [está] el escriba? ¿Dónde [está] el receptor? ¿Dónde está el que contaba las torres?

(y) Antes de que llegue esta libertad, pensarás que corres un gran peligro: porque el enemigo te atacará tan bruscamente que uno gritará: "¿Dónde está el escribano que escribe los nombres de los que pagan impuestos?" otro, "¿Dónde está el receptor?" otro clamará por el que valora las casas ricas, pero Dios te librará de este temor.

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