No han conocido ni comprendido: (y) porque les ha cerrado los ojos para que no vean; [y] sus corazones, que no pueden entender.

(y) El profeta da aquí una respuesta a todos los que se preguntan cómo es posible que alguien sea tan ciego como para cometer tal abominación, diciendo que Dios ha cegado sus ojos y endurecido sus corazones.

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