Los que hacen una imagen esculpida, los que fabrican ídolos, son todos ellos vanidad, nada, desolación; y sus cosas deliciosas, los ídolos por los que profesan un afecto tan profundo, no servirán de nada, no pudiendo ayudarlos de ninguna manera; y son sus propios testigos; no ven ni saben, los mismos adoradores de ídolos testifican que sus dioses son a la vez ciegos e ignorantes, que ellos, los idólatras, pueden avergonzarse, porque su actitud los condena.

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