Así ha dicho Jehová: El cielo es mi trono, y la tierra el estrado de mis pies. ¿Dónde está la casa que me edificasteis? ¿Y dónde [está] el lugar de mi descanso?

(a) Mi majestad es tan grande, que llena tanto el cielo como la tierra, y por lo tanto no puede incluirse en un templo como un ídolo, condenando con esto su principal confianza que confiaba en el templo y los sacrificios.

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