Así ha dicho el SEÑOR; He aquí, entregaré a Faraónofra, rey de Egipto, en mano de sus enemigos, y en mano de los que buscan su vida; como entregué a Sedequías, rey de Judá, en manos de Nabucodonosor, rey de Babilonia, su enemigo, y que buscó su vida.

(p) Él muestra los medios por los cuales serían destruidos para asegurarles la certeza de la plaga y, sin embargo, permanecen todavía en su obstinación hasta que mueren: porque Josefo escribe que cinco años después de la toma de Jerusalén, Nabucodonosor el menor tenía Venció a los moabitas y los amonitas fueron contra Egipto y mataron al rey y así llevaron a estos judíos y a otros a Babilonia.

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