Los justos lo ven y se alegran; y los inocentes se burlan de ellos.

(n) Los justos se regocijan por la destrucción de los impíos por dos razones, primero porque Dios se muestra a sí mismo como juez del mundo y por este medio continúa su honor y gloria: en segundo lugar porque Dios muestra que tuvo cuidado de los suyos al castigar a sus enemigos.

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