(9) Entonces los judíos murmuraron contra él, porque dijo: Yo soy el pan que descendió del cielo.

(9) La carne no puede percibir las cosas espirituales, y por eso el principio de nuestra salvación viene de Dios, que cambia nuestra naturaleza, para que nosotros, inspirados por él, sigamos siendo instruidos y salvados por Cristo.

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