Yo soy el pan vivo, que descendió del cielo. Estos judíos no creían que Cristo era el verdadero y eterno Hijo de Dios, que descendió del cielo y se hizo carne, se hizo hombre. Habla de esta fe en él, cuando se llama a sí mismo el pan vivo, el pan místico de vida, que vino a dar vida eterna a todos los creyentes verdaderos y fieles. En este sentido San Agustín dijo, (trac.

xxv. pag. 489) ¿Por qué preparas tus dientes y tu vientre? cree solamente, y comerás; pero luego pasa a su presencia sacramental y real en el santo sacramento. (Witham)

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