Y sucedió que cuando la vio, se rasgó la ropa y dijo: ¡Ay, hija mía! me has humillado, y eres uno de los que me perturban; porque he abierto mi boca a Jehová, y no puedo volver.

(o) Estar abrumado por un celo ciego, y no considerar si el voto era lícito o no.

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