Entonces Manoa se levantó y fue tras su esposa, y se acercó al hombre y le dijo: ¿Eres tú el hombre que hablaba a la mujer? Y él dijo: Yo [soy].

(f) Lo llama hombre, porque así lo parecía, pero era Cristo, el Verbo eterno, que en su tiempo señalado se hizo hombre.

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