Entonces Manoa se levantó y fue tras su mujer, y acercándose al hombre, le dijo: ¿Eres tú el hombre que hablaba a la mujer? Y él dijo: Yo [soy].

Ver. 11. Entonces Manoa se levantó y fue tras su esposa. ] Por lo cual aparece la unidad en que ambos convivieron, y ese amor conyugal que es el cemento interior de los matrimonios, y tal elixir, como por contacto, si hay alguna disposición de bondad en el mismo metal, lo hará de la propiedad.

Continúa después de la publicidad
Continúa después de la publicidad