Y los cinco hombres que habían ido a reconocer la tierra subieron, [y] entraron allí, [y] tomaron la (g) imagen tallada, y el efod, y los terafines, y la imagen de fundición; y el sacerdote se puso en pie la entrada de la puerta con los seiscientos hombres designados con armas de guerra.

(g) La superstición los cegó de modo que pensaron que el poder de Dios estaba en los ídolos, y que tendrían buen éxito gracias a ellos, aunque se los llevaron mediante el robo y la violencia.

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