(4) Y les dijo: Vosotros sois los que os justificáis a vosotros mismos ante los hombres; pero Dios conoce vuestros corazones; porque lo que los hombres tienen en alta estima es abominación delante de Dios.

(4) Nuestros pecados no están ocultos para Dios, aunque puedan estar ocultos para los hombres, sí, aunque puedan estar ocultos para quienes los cometieron.

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