He aquí, nos enteramos de él en (d) Efrata: lo encontramos en los campos del bosque.

(d) El instinto común era que el arca debía permanecer en Efrata, es decir, en Belén un lugar abundante; pero luego nos dimos cuenta de que la colocarías en Jerusalén, que era estéril como un bosque y rodeada solo de colinas.

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