Muchas son, oh SEÑOR, Dios mío, tus maravillas que has hecho, y tus pensamientos hacia nosotros; no te pueden ser contados por orden: [si] quisiera declarad y hablad [de ellos], son más de los que se pueden contar.

(e) David va de un rey del favor de Dios a la contemplación de su providencia sobre todo, y confiesa que sus consejos para con nosotros están muy por encima de nuestras capacidades, ni siquiera podemos decirlos en orden.

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