Allí tuvieron gran temor, donde no había temor; porque Dios ha esparcido los huesos del que acampa contra ti; los has avergonzado, porque Dios los ha despreciado.

(e) Cuando pensaron que no había oportunidad de temer, la repentina venganza de Dios cayó sobre ellos.

(f) No importa cuán grande sea el poder del enemigo, o cuán temible sea el peligro, Dios entrega el suyo a su debido tiempo.

Continúa después de la publicidad
Continúa después de la publicidad