Vuélvete a mí y ten misericordia de mí; da tu fuerza a tu siervo, y salva al hijo de tu sierva.

(l) No se jacta de sus propias virtudes, sino que confiesa que Dios, debido a su bondad gratuita, siempre ha sido misericordioso con él y le ha dado poder contra sus enemigos como si fuera de su propia casa.

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