Oh, vuélvete a mí, con Su rostro lleno de gracia divina, y ten misericordia de mí; Da Tu fuerza, siendo el poder divino la fuente de toda la fuerza del creyente, a Tu siervo, y salva al hijo de Tu sierva, nacido en la herencia de los hijos de Dios, que posee las bendiciones de la verdadera adoración de Jehová desde su nacimiento. .

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