Vuélvete a mí, y ten piedad de mí; da tu fuerza a tu siervo, y salva al hijo de tu sierva.

Da tu fuerza a tu siervo, y salva al hijo de tu sierva. Así como el deber del sirviente es servir a su amo, la parte del amo es defender al sirviente. La frase "el hijo de tu sierva" apunta al Antitipo, Mesías, el Hijo de ese manso siervo de Dios que dijo "He aquí la sierva del Señor".

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