Es delicioso ver la noble disposición que manifestaron los príncipes al seguir el ejemplo del rey. Pero el lector no pasa por alto el punto más importante de todos en este relato, a saber, cuán bondadoso es en el Señor aceptar los dones de sus criaturas como sus dones, cuando en realidad todo es del Señor antes. Del Señor es la tierra y su plenitud. Y tú, bendito Jesús, miras real y verdaderamente el vaso de agua fría cuando se le da a uno de tus afligidos en nombre de un discípulo, cuando eres tú mismo quien proporciona los medios y la disposición para otorgarlo. ¡Oh! glorioso Redentor! ¡Cuán maravillosos son todos tus caminos en gracia y bondad!

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