No veo ninguna causa de interrupción en el catálogo de los benjamitas, desde el principio del capítulo hasta el final, y por lo tanto no he hecho ninguna. Una de las dos observaciones generales son todas las que parecen presentarse del todo y, por lo tanto, también pueden hacerse al final, como en el cuerpo del capítulo. El lector de curiosidad que compara este registro de los benjamitas, con algunas otras opiniones separadas de sus Crónicas, tal como se introducen ocasionalmente en otras partes de las Escrituras, puede llegar a concebir que hay errores en alguna parte de los diferentes nombres con los que algunos de los descendientes de Benjamín están registrados.

Pero concibo que tal idea desaparecerá por completo en toda mente sin prejuicios, por la consideración de que muchos hombres, así como lugares, incluso ahora en nuestros días, por diversas causas se distinguen por diferentes nombres. El único gran objetivo de una Crónica en el registro de familias es, sin duda, identificar a las personas que la componen.

Y si esto es exacto, se responde a todo lo importante. Hay una consideración mucho más interesante, para que el lector piadoso tenga la mente ocupada, en la lectura de este relato de los benjamitas, y es, observar cómo el Señor volvió a poblar a Benjamín con gracia, después de que se redujeron a unos 600 hombres, por la iniquidad de Guibeá. Cuando el Señor restauró a Benjamín a su favor, le devolvió sus privilegios. Y por lo tanto, encontramos aquí que Benjamín es tan alto en número como cualquiera de sus hermanos. Jdg_20: 15; Jdg_20: 46-47; Jdg_21: 1.

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