¡Y lector! observe cómo la bendición del Señor seguramente acompañará tal conducta. Nuestro Dios nunca estará atrasado; pero sé siempre a la mano en recompensar los servicios de sus criaturas. Aunque no necesita nada de ellos, y de hecho, estrictamente hablando, es de los suyos lo que ofrecen, sin embargo, se complace graciosamente en hacerse deudor de sus criaturas y aceptarlo como un regalo que de ellos es en verdad una deuda justa.

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