REFLEXIONES

¡VIVA! ¡Tú, Señor glorioso! tú Todopoderoso Cabeza de tu Iglesia y pueblo. Bendito sea tu Nombre, por esos mensajes de gracia, para tus redimidos. En verdad, Señor, en medio de todas sus manchas y contaminaciones, contemplamos tu misericordia sobre ellos y tu gracia para con ellos. Tú testificas más de su fe y paciencia, porque todo lo que se obra en ellos es tu gracia y de ti, lo han recibido. Y, sin embargo, Jesús amablemente lo contempla y habla de él como si fuera suyo.

¡Señor! da a tus Iglesias, bajo cada estado, la gracia, para mirarte completamente y para conocerte, bajo todos estos caracteres distintivos. Es tuyo, oh Señor, sostener a tus ministros, como estrellas en tu mano derecha, y caminar en los lugares predilectos de tus iglesias, como en medio de los candeleros de oro, tu pueblo. Tú eres el primero y el último en todos los designios de Jehová; y el primero y el último, sí, toda la suma y sustancia del gozo eterno para todo tu pueblo. Tú eres el resplandor y la estrella de la mañana, el presagio seguro del día eterno, y en las almas de tu pueblo, te levantas cuando el amanecer de lo alto los visita.

Sé tú, Señor, mi luz, mi vida, mi porción eterna, para que en medio de todas las tinieblas del presente estado del mundo, en tu luz pueda ver la luz y caminar bajo la luz de tu rostro para siempre.

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