REFLEXIONES

¡Mi alma! Aprecie el pensamiento (porque es precioso) mientras contempla las revoluciones de estados e imperios, registradas en este capítulo, qué feliz es la suerte de aquellos que pertenecen a un reino que no se puede mover. ¡Qué puede ser querer consolar el corazón de cualquier hombre que tenga una certeza bien fundada de interés en el reino de DIOS y de CRISTO! ¡Querido rey de Sion! reina en mi corazón, en mi alma, en mis afectos; y entonces estoy seguro de que en tu propio tiempo, que es el mejor momento, expulsarás de delante de mí a todos los terribles y a todos los astutos, que ahora se interponen en mi camino a Canaán.

¡Bendito SEÑOR! deja que tu ESPÍRITU SANTO destete mis deseos de todo objeto seductor maldito, para que no codicie nada que pertenezca a lo carnal, pero teniéndote como mi porción, en ti puedo encontrar todo y en todo gozar de ti.

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