REFLEXIONES

DULCE y precioso Capítulo, explicado a mi alma por el ESPÍRITU SANTO, en referencia a mi adorado Redentor. Que el SEÑOR me conceda la gracia de leerlo con toda la reverencia y el cariño posibles; y que abra mis ojos para ver las maravillas de su ley. ¡Oh! que pueda ver las vastas demandas que hay sobre mí, en virtud de mi relación de pacto en CRISTO JESÚS; y hallarás poderosamente la gracia para vivir en ellos.

Y confío en que el SEÑOR ha extendido su brazo omnipotente y ha ensayado, como en el caso de Israel, ir y reunirme de otra nación, más grande y más poderosa que yo; y me ha sacado: ¡Oh! que el misericordioso DIOS en CRISTO, que me llamó por su gracia, me sostenga y me guarde con su poder. ¡Querido Jesús! sé tú mi ciudad de refugio, mi escondite, mi seguridad, mi DIOS, mi porción. Señor, yo vengo a ti, y te acuerdas de tu dulce promesa, porque has dicho: Todo lo que el PADRE te da, vendrá, y al que viene, no lo echarás fuera.

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