El Señor ciertamente había suavizado la mente de esos hombres, que aunque enviaron una acusación contra el pueblo al rey, el Señor anuló la acusación. Cuando los caminos del hombre agradan al Señor, aun a sus enemigos hace que estén en paz con él. Proverbios 16:7 . Pero le ruego al lector que observe más a fondo la confianza que el pueblo había tomado de la conciencia de que el ojo del Señor su Dios estaba sobre ellos.

Sin duda, el Señor les bendijo las palabras de sus siervos los profetas. No puedo alabar suficientemente la firmeza y el celo del pueblo al manifestar sus justas pretensiones de perseguir la obra; no solo porque el rey Ciro había tolerado, sino por una causa infinitamente superior, a la que el rey de reyes, incluso el Dios del cielo y la tierra, eran siervos. Y habían sufrido su disgusto en el cautiverio del que fueron sacados recientemente, por descuidar lo que ahora estaban decididos a hacer.

¡Oh! cuán precioso es encontrar almas fieles a Dios y a Cristo, y decididas a perseverar en su servicio, sea la consecuencia que sea. ¡Lector! haga sus justas observaciones sobre los mismos personajes, tal como aparecieron en el capítulo anterior y en este. Allí, por temor al hombre, que trae una trampa, dejaron de trabajar. Aquí, por el temor y el amor de Dios, que da confianza, levantaron sus estandartes.

¡Pero lector! no dejéis al mismo tiempo de atribuir esta conducta diferente a la causa justa. Dejados a sí mismos en el primer caso, vemos qué es la fuerza humana. Ayudados y animados por los profetas del Señor, y más especialmente por la gracia del Señor, en este último caso, vemos lo que el hombre puede hacer con la ayuda del Señor. ¡Precioso Jesús! No puedo hacer nada por mí mismo excepto pecar y olvidarte. Pero puedo hacer todas las cosas cuando estás cerca y me guias y me capacitas.

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