Habiendo el Señor por su siervo el Profeta, prefirió la acusación de la indignidad de sus siervos, aquí pronuncia la sentencia que ejecutará contra ellos: y es tremenda. Y se vuelve más espantoso al ser introducido por la solemnidad del juramento del Señor. La sentencia se incluye en dos ramas; cualquiera de los cuales, por sí solo, había bastado para hacer cosquillear los oídos de todo pastor infiel; pero en conjunto, se vuelve tremendamente espantoso.

He aquí, yo estoy contra ti, dice el Señor, éste es uno; y la otra es, demandaré mi rebaño de tus manos. ¡Oh! ¿Quién puede leer una declaración tan solemne de Jehová, incluso entre los siervos fieles del Señor? pero con miedo y temblor? ¡Y quién que es consciente de la negligencia en la función ministerial, pero debe caer bajo las aprensiones más despiertas!

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