Y ella se apresuró y vació su cántaro en el abrevadero, y corrió de nuevo al pozo para sacar agua, y sacó para todos sus camellos. Y el hombre que la miraba se quedó callado, para saber si el SEÑOR había prosperado o no su viaje.

¡Lector! ¿Nunca ha encontrado ocasión en la revisión de los tratos de Dios con usted, para quedarse asombrado, como lo hizo este hombre?

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