Aquí tenemos la aplicación de la historia, como el Señor la concibió, a Judá y Jerusalén: y es una aplicación cercana y sentida. ¡Lector! no dejéis de observar la misericordia del Señor para con su pueblo bajo toda su indignidad. ¿Hubo alguna vez una nación o un pueblo tan bendecido? ¿Hubo alguna vez una nación o un pueblo tan rebelde? ¡Cómo termina el Capítulo y qué bendiciones a la fidelidad se nos leen en él! El Señor lo haga rentable. Porque si al Señor le agradó el afecto y la obediencia unos a otros entre los hombres, ¡qué bienaventuranza debe haber en nuestra fidelidad a Dios!

Continúa después de la publicidad
Continúa después de la publicidad