Probablemente el pobre Profeta despreciado, afligido al ver que todos sus trabajos para su pueblo eran tan completamente inútiles, tenía la intención de retirarse a Anathoth, allí para llorar en secreto las inminentes desolaciones. ¡Pobre de mí! ¡Qué puede ser más doloroso para un siervo fiel del Señor, que descubrir toda su predicación inútil!

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