REFLEXIONES

HE AQUÍ, alma mía, en los años avanzados de Josué, cómo todas las cosas y todas las personas de la naturaleza tienden a decaer. Bien, podemos exclamar con Zacarías, nuestros padres, ¿dónde están, y los profetas viven para siempre? Pero ¡oh! cuán precioso en la contemplación, tu Jesús, tu Josué, vive siempre, y es el mismo ayer, y hoy, y por los siglos. ¡Bendito Jesús! ¡Tú eres la fuente que da vida, que preserva la vida y que alegra la vida de tu pueblo! Y porque vives, has dicho que ellos también vivirán, y cuando el corazón desmaye y las fuerzas fallan, tú serás la fortaleza de mi corazón y mi porción para siempre.

Permíteme, como Leví, no tener parte con los rubenitas de este lado del Jordán. Pero que Jesús sea mi porción, Dios mi Padre, y el Espíritu Santo mi consolador y santificador. Dame, Señor celestial, todas las bendiciones espirituales en los lugares celestiales en Cristo Jesús: perdón, misericordia, paz y gozo en el Espíritu Santo aquí, y vida para siempre en el mundo venidero. Hazme en este sentido heredar todas las cosas, sé tú mi Dios, y hazme tu hijo adoptivo en el Señor Jesús.

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