Qué asombro debió haber en la mente de los cananeos que aún permanecían a su alrededor, que ninguno de ellos los asaltó mientras caminaban por la tierra. Tal es el caso, lector, ahora con mucha frecuencia en el caminar cristiano. Tan cierta es esa Escritura: Cuando los caminos del hombre agradan al Señor, aun a sus enemigos hace que estén en paz con él. Proverbios 16:7 .

Pero pasando por alto esto, como consideración inferior en esos versículos, lo que le rogaría al lector que comentara conmigo es, Josué en este caso, actuando como el tipo de Jesús. ¿No es Jesús quien nos ha obtenido nuestra herencia mediante la conquista de nuestros enemigos? ¿Y no es el mismo Jesús que vive para ser distribuidor de sus propios dones? ¡Pensamiento dulce y precioso para el creyente! No sólo tendré esa misma mansión que Jesús me compró, y que él se fue antes para tomar posesión en mi nombre, y que él sabe que es la más adecuada para mí; pero lo que lo hará doblemente precioso, él mismo me lo pondrá en posesión con su propia mano querida. No, me sentaré con él en su trono, porque así se cumple la promesa. Apocalipsis 3:21 .

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