DIOS aquí hizo valer su derecho y propiedad, como el SEÑOR de toda la tierra: no diferente a los propietarios de mansiones terrenales, que permiten tal o cual estación para la excavación de la tierra. Pero hay un sentido más dulce que se le puede dar a este precepto desde un punto de vista espiritual. Los seis años de trabajo previos al séptimo año de descanso, enseñaron de manera muy expresiva, la triste consecuencia del pecado, que había introducido trabajo, fatiga y dolor en este estado mortal. Es solo a través de JESÚS que nos liberamos de él y estamos exentos de todas sus consecuencias penales en una vida futura.

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