Observe aquí quién fue designado expresamente para el oficio de encender las lámparas; fue Aaron. ¡Sí! Fue JESÚS nuestro Todopoderoso Aarón, quien nos envió el ESPÍRITU SANTO, como regalo del PADRE, para iluminar las almas de su pueblo, y como fruto y efecto de sus propios dones de ascensión a su iglesia. Por eso dice David: Tú, SEÑOR, encenderás mi lámpara. Salmo 18:28 .

¡Queridísimo JESÚS! tú eres la luz y la vida de tu pueblo, y en tu luz veremos la luz. Salmo 36:9 .

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