LA EPÍSTOLA GENERAL DE JAMES

OBSERVACIONES GENERALES

Parecería que el término Epístola General, se le da a esta parte de las Sagradas Escrituras, en el sentido de que no está dirigida ni a ninguna Iglesia o Persona en particular; pero destinado a toda la Iglesia y el Pueblo de Cristo. Y aunque parece haber sido dirigido a las doce tribus de Israel, esparcidas, no a Israel según la carne, sino al Israel del Señor según el Espíritu, a los hijos de Dios, dondequiera que se hayan esparcido.

El escritor de esta epístola, bajo Dios el Espíritu Santo, fue Santiago. No se dice si Jacobo, hijo de Zebedeo y hermano de Juan; o Santiago, el hijo de Alfeo. Pero, de hecho, no era necesaria esta distinción. Porque Jacobo, hijo de Zebedeo, fue asesinado por Herodes, como en el año de nuestro Señor Dios 44; mientras que esta epístola no pudo ser anterior al 60. Por lo tanto, Santiago, el hijo de Alfeo, debe haber sido el autor de la misma.

No es necesario abordar el gran y principal diseño de esta epístola en este prefacio; nos encontrará a su debido tiempo, en el lugar que le corresponde. Pero la objeción que dice Eusebio, algunos de los escritores antiguos tenían a esta Epístola, a partir de la idea de que era contradictoria, en el tema de la fe, con la de las Escrituras en general, y en particular con las declaraciones de Pablo, bajo el Espíritu Santo, está completamente vacío.

La supuesta contradicción es simplemente ideal; porque nunca existió la menor diferencia entre Pablo y Santiago sobre este tema. Ambos están perfectamente de acuerdo; y ambos prueban evidentemente que el mismo Espíritu Todopoderoso, Dios el Espíritu Santo, guió las plumas de ambos.

Solo tengo aquí, como en la entrada de todos los libros anteriores, para pedirle a esa sabiduría, que viene de arriba (y de la que este Apóstol habla con tanta bendición), que me acompañe al repasar esta parte de la sagrada palabra del Señor, como antes; y pedirlo con fe, nada vacilante. Y que el Señor, si es su bendita voluntad, lo dé en grandes porciones, tanto al Escritor como al Lector del Comentario de este Pobre; el cual da a todos abundantemente y sin reproche.

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