• 1 Reyes 2:36

    Después el rey envió a llamar a Simei y le dijo: — Edifica para ti una casa en Jerusalén y habita allí. No salgas de allí a ninguna parte,

  • 1 Reyes 2:37

    porque debes saber bien que el día que salgas y cruces el arroyo de Quedrón, morirás irremisiblemente; y tu sangre recaerá sobre tu cabeza.

  • 1 Reyes 2:38

    Simei dijo al rey: — Está bien lo que dices. Tu siervo hará así como ha dicho mi señor el rey. Simei habitó en Jerusalén mucho tiempo.

  • 1 Reyes 2:39

    Pero aconteció, pasados tres años, que se le escaparon a Simei dos esclavos y se fueron a Aquis hijo de Maaca, rey de Gat. E informaron a Simei, diciendo: “He aquí que tus esclavos están en Gat”.

  • 1 Reyes 2:40

    Entonces Simei se levantó, aparejó su asno y fue a Gat, ante Aquis, para buscar a sus esclavos. Fue, pues, Simei e hizo volver de Gat a sus esclavos.

  • 1 Reyes 2:41

    Se le informó a Salomón que Simei había ido de Jerusalén a Gat y que había regresado.

  • 1 Reyes 2:42

    El rey envió a llamar a Simei y le dijo: — ¿No te hice jurar por el SEÑOR y te advertí diciendo: “El día que salgas y vayas a alguna parte, ten por cierto que morirás irremisiblemente”? Y tú me dijiste: “Está bien lo que dices; yo obedeceré”.

  • 1 Reyes 2:43

    ¿Por qué, pues, no guardaste el juramento del SEÑOR y el mandato que te impuse?

  • 1 Reyes 2:44

    — El rey dijo además a Simei — : Tú conoces, tú conoces bien toda la maldad que cometiste contra mi padre David. El SEÑOR, pues, ha vuelto tu maldad sobre tu cabeza.

  • 1 Reyes 2:45

    El rey Salomón será bendito, y el trono de David será firme delante del SEÑOR para siempre.

  • 1 Reyes 2:46

    Entonces el rey mandó a Benaías hijo de Joyada, quien salió y arremetió contra Simei, y este murió. Así fue consolidado el reino en mano de Salomón.

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