• 2 Corintios 7:5

    Cuando vinimos a Macedonia, ningún reposo tuvo nuestro cuerpo; más bien, en todo fuimos atribulados: de fuera conflictos, de dentro temores.

  • 2 Corintios 7:6

    Pero Dios, que consuela a los humildes, nos consoló con la venida de Tito.

  • 2 Corintios 7:7

    Y no solo con su venida sino también con la consolación que él recibió en cuanto a ustedes, haciéndonos saber el anhelo de ustedes, sus lágrimas y su celo por mí, para que así me gozara más.

  • 2 Corintios 7:8

    Porque si bien les causé tristeza con la carta, no me pesa, aunque entonces sí me pesó; porque veo que aquella carta les causó tristeza solo por un tiempo.

  • 2 Corintios 7:9

    Ahora me gozo, no porque hayan sentido tristeza, sino porque fueron entristecidos hasta el arrepentimiento; pues han sido entristecidos según Dios, para que ningún daño sufrieran de nuestra parte.

  • 2 Corintios 7:10

    Porque la tristeza que es según Dios genera arrepentimiento para salvación, de lo que no hay que lamentarse; pero la tristeza del mundo degenera en muerte.

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