• 2 Timoteo 1:8

    Por tanto, no te avergüences de dar testimonio de nuestro Señor ni de mí, prisionero suyo. Más bien, sé partícipe conmigo de los sufrimientos por el evangelio, según el poder de Dios.

  • 2 Timoteo 1:9

    Fue él quien nos salvó y nos llamó con santo llamamiento, no conforme a nuestras obras sino conforme a su propio propósito y gracia, la cual nos fue dada en Cristo Jesús antes del comienzo del tiempo

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